¿Qué papel tiene el docente como formador?

Los profesores debemos tener algo muy claro y es que cuando hablamos de formar nos referimos a un lenguaje común

Geraldin Salazar
Profesora The Columbus School
Grado 6°

El rol del docente no debe simplificarse en enseñar, pues esta es sólo una de las funciones que realizamos en nuestra cotidianidad. Ser docente, hoy en día, significa

apoyar, corregir y educar desde el amor. Nuestra labor es mucho mejor ahora que hace unos años y, a su vez, más retadora, pues pasamos de imponer nuestra palabra como la única verdadera a compartir el saber con seres críticos y curiosos del porqué y para qué de cada tema expuesto en clase.

Es habitual escuchar expresiones como “ser profesor es una vocación” y sí, tiene todo el sentido. Para formar se necesita coraje, paciencia y empatía, aceptar que no somos dueños del conocimiento sino de la forma en que lo transmitimos, vivir un día a la vez y dispuesto a acompañar 25 o 40 seres humanos preparándose para ser los líderes de la transformación social desde un salón de clase.

Es claro que al final todos, profesores y estudiantes, somos seres en formación, pues estamos en constante proceso de aprendizaje. Afortunadamente, hay unos que se atreven a acompañar a otros que apenas están en marcha explorando y aventurando sea enfrentar la sociedad, su futura sociedad. A ellos los llamamos profesores o mejor… formadores.

Tal y como lo planteó Piaget, padre de la psicología evolutiva “El principal objetivo de la educación es criar personas capaces de hacer cosas nuevas y no solo repetir lo que otras generaciones hicieron”. Estas palabras exponen muy bien el papel del docente como formador. Somos guías, enseñamos desde el ejemplo, compartimos las bases para descubrir conocimientos, pero son nuestros estudiantes los protagonistas del saber, quienes se cuestionan, se frustran, investigan y al final resuelven un problema matemático o interpersonal, aprenden a expresarse y demuestran con palabras o acciones que, si es posible aprender utilizando no una, sino varias estrategias.

Ahora bien, formar con un lenguaje común no se refiere a que todos debamos hacer lo mismo, como si acompañar a nuestros estudiantes fuera un guión. Más bien debemos conocerlos desde lo humano, sus gustos y necesidades, entender que no todos los días tienen la misma actitud, ni todas las actividades los motivan. Coincidamos en encontrar la manera de mostrarles la importancia de cada aprendizaje y aplicación en el contexto real. “Coincidir en acompañar, coincidir en formar”.

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